Yury Marbello, conocido como Yury Ai o Yury Sunshine, es un MC de la ciudad de Barranquilla que comenzó en el año 97 en el Movimiento Rap Barranquilla (MRB), colectivo pionero de hip hop en la ciudad y del que hicieron parte varias agrupaciones a las que perteneció, como Conflicto Latino, Escuadrón Trova, Amanita Muscaria y Siniestras Conspiraciones.
Con este último, hace quince años aproximadamente, sacaron el primer disco prensado y único del género en la ciudad para ese entonces: Hoy. Debido a este álbum, que fue grabado en LC Records de Medellín, el estudio de Laberinto (grupo de rap paisa), se dio a conocer. Años después, cuando inició su carrera como solista, trabajó en dos álbumes titulados Ya no soy el mismo (2012) y Cine para los oídos (2016).
Yury estudió comunicación social, con énfasis en política y economía, y ganó un cupo para asistir a un curso de no violencia kingiana en la universidad de Rhode Island, donde conoció a Bernard Lafayette, quien fue mano derecha de Martin Luther King.
Esto ha sido fundamental en su carrera, porque a pesar de rapear desde hace dos décadas, no posee una discografía amplia, pues se ha dedicado a trabajar con diferentes comunidades a través de un taller que diseñó bajo el nombre de LITE-RAP-TURA, cuyos objetivos son fortalecer las competencias de lectura y escritura en los jóvenes, y limpiar la mala imagen que muchos tienen del hip hop. Este proyecto le ha permitido trabajar con distintas fundaciones y ONG internacionales; en 2005, personas vinculadas a una filial que había en Barranquilla del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), le propusieron enseñar a rapear a unos chicos que hacían parte de un grupo de desplazados en Malambo (Atlántico). Él, por supuesto, accedió.
LITE-RAP-TURA es un taller que se divide en tres secciones: preproducción, producción y posproducción de canciones de rap. En la preproducción se enseña a los asistentes dos técnicas: escritura tradicional y escritura automática. Lo que se busca en esta fase es acercar a los jóvenes a los textos y que conozcan obras literarias clásicas (desde El Principito hasta El Quijote, por ejemplo). También analizan cómo se construye una metáfora, una hipérbole, los símiles, entre otros; aprenden sobre conectores lógicos y lo que es una décima, un soneto, y a escribir en prosa o en verso de una manera divertida y “no como la típica clase de español aburrida”, dice.
En la preproducción también enseña a construir herramientas, como el diccionario de rimas, en el que “buscas en tu cuaderno un compendio de rimas que hayas hecho en tu tiempo libre y eso te va a servir”; el frasiario, un recopilatorio de frases que te encuentras en la calle, lo que escuchas cuando vas en un taxi o cuando estás en el supermercado, porque “cuando uno es compositor, tiene que estar todo el tiempo con un lapicero y un cuaderno”, apunta. Y el lexicón: explica que, como rapero, su materia prima es el idioma y por eso es importante conocer el lenguaje. Recomienda que diariamente traten de aprender una palabra e introducirla al disco duro, es decir, a su mente.
En la producción se enseñan ejercicios de respiración y también de interpretación, como por ejemplo aprender trabalenguas y decirlos lo más rápido posible. “Que cada cuatro segundos tienes que clavar una frase, que cada dos frases es un compás y que se utilizan dieciséis compases en una estrofa y cuatro en un coro”. Por último, la fase de posproducción se trata de aspectos relacionados con la canción grabada, mezclada y masterizada.
Además, nos cuenta, tienen un lectómetro aplicando la psicología del color: toman los primeros libros más fáciles de digerir y les asignan el color verde, lo cual te indica que eres un lector principiante o novato. Los amarillos están más complicados, el naranja es nivel experto y el rojo es supremo. También menciona que, dentro de los talleres con jóvenes creativos, han surgido campañas para incentivar la lectura, como El que no lee se lo come la iguana.
En sus talleres le gusta hablar de la importancia de un álter ego. “Como Peter Parker es Spider-Man y Bruce Wayne es Batman, los raperos tienen su álter ego; ese personaje que se atreve a pararse en una tarima a rimar y contar historias”. Al preguntarle por Sunshine, nos responde que muchos MCs deciden usar álter egos fuertes o negativos y él quería que el suyo fuera algo muy positivo, “algo que transmitiera ese soultouch. Sunshine es el resplandor, la luz del día, del amanecer. Aleja la oscuridad y es un nuevo inicio. Un amanecer es una nueva oportunidad”.
Yury Sunshine ahora es miembro de La Tinta del Caribe, colectivo del que también forman parte Terxero, L’Xuasma y MC Ari, a quien conoció hace aproximadamente catorce años, en un evento de hip hop que tuvo lugar en Cartagena. Han colaborado en dos canciones: Desplazados, cuando MC Ari pertenecía a Family Connection y Lo que el dinero no puede comprar, cuando MC Ari estaba en Los Sin Fama, otro grupo de rap, que, paradójicamente, dice Yury entre risas, tenían bastante fama en la costa. Desde entonces, han estado en contacto y en la actualidad son grandes amigos.
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Debido a su cercanía con MC Ari, Yury conoció a Terxero, L’Xuasma y Jeisson Gómez, mánager de estos tres raperos. Sostiene que, con todos, hay una relación de respeto y admiración, y que compartir ideas, proyectos y metas permitió su vinculación a La Tinta del Caribe. “Se siente muy bien trabajar con gente tan talentosa y de tan excelente energía. Somos, antes que nada, una familia. Hermanos con sueños en común”.
Esta amistad con MC Ari hizo que, años atrás, se encontraran en Barranquilla y almorzaran juntos. Ese día, MC Ari le dijo que quería trabajar con un buen productor, así que Yury no dudó en recomendarle a El Arkeólogo, a quien conoció hace más de una década también, cuando Alcolirykoz apenas había dejado de ser Arnez. Pues bien, MC Ari y El Arkeólogo se pusieron en contacto gracias a Yury y el resultado fue El Sinsonte (2019), el álbum más reciente del rapero cartagenero.
Yury Sunshine define su propia música como edutainment: un rap que educa a través del entretenimiento, pues, según sus palabras, el arte sirve en la medida que contribuya a tu formación; de lo contrario, no. Desde el año pasado, se encuentra más enfocado en ello trabajando en un EP producido en su totalidad por El Arkeólogo.
Recuerda que, en su época, muchos jóvenes tenían sólo dos opciones: ser delincuentes o policías. Pero él eligió una tercera: el rap. “Ganarse el respeto de tus amigos y conocidos a punta de rimas y no de riñas”.
Lo ve como un canal, un medio de transporte para que el individuo se acerque al arte, no sólo a través de la literatura, sino de la pintura y el cine (una de sus grandes pasiones). Agradece al rap porque lo sacó del barrio, lo hizo una persona más sensible y respetuosa, y le dio herramientas para ganarse una beca y asistir a la universidad. Yury Sunshine se considera un multiplicador de ese mensaje, cuya tarea es demostrar el lado positivo, amable y transformador del hip hop.
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Entrevista por: Tuti
Fotografía por: Jean Carlos Campo